La Historia de cómo Fidel Castro pasó de ser "El Comandante" a convertirse en "El Cagandante"
Por Marcia Ana
Luego de un arduo trabajo
investigativo hemos descubierto cuándo y por qué los cubanos dejaron de llamar
al dictado Fidel Castro "El Comandante, y comenzaron a llamarlo "El
Cagandante".
Todo comenzó con la entrada
del "Ejército Rebelde" a La Habana, en 1959. La caravana comanda por
Fidel Castro, junto a la columna de Camilo Cienfuegos, se reunieron el 8 de
enero de ese año en el que en ese momento era el Cuartel militar Columbia, para
pronunciar un discurso a modo de celebración por el ascenso de los barbudos al
poder.
Como parte de su plan para
encandilar a los cubanos, Fidel Castro había hecho entrenar unas palomas que se
le posarían en el hombro en el primer discurso que diera en la capital del país,
y así sucedió. Apenas comenzó a hablar sus colaboradores en el público soltaron
las palomas, y éstas en lugar de escapar como hubiera sido lo natural, volaron
hasta los hombros del futuro dictado, dejando a la población ahí presente asombrada,
pues el mensaje que transmitía la imagen era que hasta los animales estaban de
parte de los barbudos.
Lo que sucedió, y es de dónde
los cubanos sacaron el apodo de "El Cagandante", fue que décadas después,
en 1989, en el mismo Cuartel militar Columbia, ahora convertido en Ciudad
Escolar Libertad, el dictador caribeño volvió a repetir el truco, y a pesar de
que la paloma que se le posó en el hombro en esta ocasión llevaba días sin
comer, no dudó en dejarle un regalito blanco en el hombro al tirano, vamos, que
le cagó el hombro, para deleite de todos los cubanos.
Si bien algunos biógrafos de
Castro afirman que el apodo de "El Cagandante" se lo pusieron los
cubanos debido a todos los desmadres, cagadas en buen cubano, que hizo el
dictador en el país, nuestro profundo trabajo investigativo nos lleva hasta esa
última fecha, 8 de enero de 1989 en Ciudad Escolar Libertad, y a la cagada de
la paloma, como el momento en que los cubanos comenzaron a llamarlo "El Cagandante",
apodo que hasta el día de hoy lo acompaña, a pesar de llevar ya casi cinco años
muertos.