Por Helena Álvarez
En la Asamblea sucedió un hecho muy particular donde los presentes homenajearon una silla vacía en la que aseguraban que Fidel Castro estaba sentado en ella. Así de grande tuvo que haber sido la borrachera.
Esteban Lazo con la mano en el corazón y lagrimas en los ojos le pidió a la gente que se pusiera de pie y aplaudiera al comandante invicto Fidel Castro. Díaz-Canel se viró de frente a la silla y empezó a aplaudir llorando y el resto los siguió. Resulta que la noche anterior la Asamblea tuvo una fiesta en la casa del Cangrejo, que está en el Laguito y la cosa se salió de control. El Cangrejo estaba contento y empezó a sacar botellas y botellas y la gente comenzó a beber como si no hubiera un mañana.
Todo se hubiera quedado ahí si una de las delegadas de Holguín no se hubiera subido a una mesa y se quitara su vestido de guayabera para brindarles un bailecito sexy a los presentes. Valdés Mesa vio aquello y gritó: ¡ORGIA! ¡Y la fiesta se despelotó!
La gente se quitó la ropa y se armó tremenda singazon todes con todes y luego en la sesión de la mañana de la Asamblea, nadie quería mirarse la cara. Tenían tremenda pena.
Lazo que aún andaba borracho vio la silla vacía y se imaginó a Fidel sentado en ella, todo invicto y eso le hizo llorar. Por lo que tomó el micrófono y balbució unas consignas sobre el comandante, haciéndole creer a la gente que Fidel estaba presente y la gente le siguió la rima.
Por su parte Díaz-Canel quien también estaba borracho se arrodilló al lado de la silla vacía, y con las manos alzadas gritó: “Fidel habla, te necesito” pero nadie le respondió, por suerte.