Por Rodrigo Hernández
El cantautor Raúl Torres dio en el día de ayer un concierto que tenía programado desde hace unas semanas, en las que había anunciado: “El concierto que daré será muy emotivo para mí ya que es mi cumpleaños y solo podrán entrar los cubanos y cubanas que creen en la revolución.
Cuando despertó en la mañana estaba más emocionado por el concierto que daría para los fieles a la revolución que por su propio cumpleaños. Porque según Raúl para él "es un placer inmenso cantarle a los dirigentes y a la gente de bien que ama este país".
Así que se pasó todo el día preparando y ensayando las canciones que cantaría en el concierto. En la tarde llegó al lugar donde sería el evento y resulta que no había nadie.
Raúl habló con su representante para ver si había algo mal en la promoción del concierto y el hombre le dijo que no, que todo fue previsto como Raúl lo dispuso, solo los cubanos que creen en la revolución podían acceder al concierto.
Raúl Torres estuvo esperando por dos horas más y al final no se apareció nadie. Triste y acongojado empezó a tocar su guitarra mientras algunos curiosos se le acercaban y le echaban dinero en un pozuelo, creyendo que era un desahuciado.