Por Rodrigo Hernández
Resulta que hoy 28 de enero, pero del año 1895, estaba nuestro apóstol José Martí en un bar de New York celebrando su cumpleaños con unos amigos y mientras se tomaba un vinito esperando a su novia Carmen, se le ocurrió la idea que cambiaría para siempre la historia de Cuba.
Una idea que le serviría a Martí para unificar a todos los cubanos y que le serviría para comenzar la guerra necesaria contra España.
El apóstol estaba un poco molesto porque Carmen no llegaba y ese día había tremendo frio y se le olvidó tomar un abrigo, luego se fajó con un tabacalero porque le quería prestar un abrigo azul pero el solo quería vestir de negro porque estaba de luto a causa de la muerte repentina de su pececito “Resoples”.
En medio de todo eso una de las cantineras del bar le botó una copa encima y el apóstol se encabronó y Carmen que no llegaba, así que se subió en la barra del bar y le habló a los presentes:
"Queridos patriotas, como saben, los españoles nos ganaron la guerra de los diez años. Lamentablemente mi hermano Maceo tuvo que salir de la isla porque el diálogo es inservible. Allá queda Quintín Bandera peleando, pero él solito no puede. Tenemos que hacer algo. Me han contado que muchos de ustedes están curiosos y curiosas por saber si mi pene es el más grande que ha dado Cuba. Sé que el tema ha sido comidilla por estos días a causa de un incidente del cual me avergüenzo, pero viendo lo visto, yo, José Julián Martí Pérez, prometo que, si se unen a mí en esta nueva empresa para liberar a nuestra isla de la opresión española, apenas pisemos tierra cubana y nos establezcamos en el campamento de guerra, me sacaré el rabo y se los enseñaré".
Y así fue como nuestro apóstol logró unir a todos los cubanos una vez más para comenzar la guerra 95. Por su pinga.