Díaz-Canel y Gerardo Hernández se ponen a disfrutar una pintura del artista plástico Raúl Martínez y se quedan dormidos


Rodrigo Hernández

En el día de ayer el dictador de Cuba Miguel Diaz-Canel Bermúdez y el futuro dictador Gerardo Hernández Nordelo, visitaron el Museo Nacional de Bellas Artes, y se detuvieron a mirar una pintura del artista plástico cubano Raúl Martínez, pero de tanto disfrutarla, se quedaron dormidos.

El Singao y el Tarrú entraron al Museo supuestamente para darle orientaciones al espía Gerardo de caras al futuro, pero caminando por las salas les llamó la atención un cuadro de Raúl Martínez, quién en su momento fue un artista censurado, porque según la Seguridad del Estado, el artista pintaba a los héroes revolucionarios, como si estuvieran chupando “pitos”.

Esto no lo estamos inventando nosotros, eso salió en el Granma.

Tanto así que los esbirros de la dictadura comenzaron a perseguir al artista por esa acusación, cuando él lo único que hacía era pintar a los héroes nacionales dando discursos, lo que claro, el micrófono de la tarima que pintaba medio se insinuaba y eso daba pie a las acusaciones contrarrevolucionarias hacía su persona.

Fueron los micrófonos de la pintura lo que llamó atención de Díaz-Canel y Gerardo Hernández, quienes se quedaron hipnotizados delante del cuadro, hasta que se quedaron dormidos.

Tuvo que intervenir la Seguridad Personal y les metieron un galletazo a cada uno para despertarlos. Luego les dieron un vaso de limonada, por aquello de que la limonada es la base de todo, pero ninguno se la tomó, alegando de que aún estaban llenos del almuerzo, algo completamente creíble, porque cada uno se había comido cuatro raciones de almuerzo del Consejo de Estado, las cuales son suficientes para alimentar a una familia cubana por al menos una semana.