Por Charly Menéndez Castillo
De acuerdo con la circular 257, firmada por Alfonso Noya Martínez, presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), a partir del lunes 15 de noviembre queda prohibido que sea difundida por los medios del régimen la canción Sábanas blancas del cantautor Gerardo Alfonso, "para evitar confusiones entre nuestro pueblo revolucionario".
Recordemos que como parte de la marcha convocada para este 15 de noviembre, se tiene planeado que todo el que esté en contra del régimen y no quiera o no pueda marchar, cuelgue una sábana blanca o cualquier otra prenda de ese color, en un lugar de su casa donde sea visible en señal de solidaridad y apoyo.
Según el documento oficial del ICRT, esta prohibición estará vigente durante toda la semana hasta el próximo lunes 22, "y de ser necesario este plazo se puede extender por otros siete días más, dependiendo de cómo se desarrollen los acontecimientos que tiene planificado la contrarrevolución en el país".
En cuanto conocimos de esta noticia un equipo de nuestra revista se dio a la tarea de profundizar más, y descubrimos que el cantautor Gerardo Alfonso está bajo investigación por supuestamente formar parte del "plan" de los Estados Unidos para derrocar al castrismo y desde el viernes, aunque hasta el momento en que se redactaba esta nota no lo había denunciado, el cantautor tiene un operativo de la Seguridad del Estado fuera de su casa que le impide salir a la calle.
Lo que sucede es que el régimen cree que Gerardo Alfonso compuso "Sábanas blancas" por encargo del Gobierno de los Estados Unidos, para que la canción fuera utilizada como símbolo contestatario en una marcha que se iba a desarrollar en el 2020, marcha ésta que debido a todo lo relacionado con el virus chino, tuvo que ser pospuesta para este año, aunque hay que decir que durante el acuartelamiento de los muchachos del Movimiento San Isidro el año pasado por esta fecha, la canción también fue prohibida, y el mencionado cantautor también estuvo 10 días sin poder salir de su casa.
Hasta donde pudimos corroborar, la Seguridad del Estado cree que el Gobierno estadounidense le habría pagado a Gerardo Alfonso un millón de dólares por la composición de esta canción, algo que aún no han podido comprobar, a pesar de que llevan más de 20 años trabajando en eso.