Raúl Castro está desaparecido de la vida pública porque tiene problemas con "la zapatilla" y no puede contener los poes



Según fuentes cercanas al dictador Raúl Castro, la razón por la que en últimos meses ha estado ausente de la vida púbica del país es porque tiene serios problemas con la "la zapatilla" y se le escapan los peos en cualquier lugar y momento, pero lo peor es que son unos peos muy estrepitosos y con una peste muy penetrante.

"La suerte es que todos los que por una razón u otra tenemos que estar cerca de él ahora estamos obligado a usar mascarilla, porque los poes que se está tirando tienen tremenda peste, incluso hay veces que la mascarilla no sirve de nada", nos explicó uno de los miembros de la seguridad personal del dictador caribeño que por cuestiones obvias nos pidió que mantuviéramos su identidad bajo anonimato.

Otro de los que trabajan alrededor del Raúl nos contó que en una ocasión, "hace apenas unas semanas, el tipo se tiró uno de sus peos, y yo lo primero que hago cuando lo escucho es respirar bien profundo y aguantar la respiración; yo por mi entrenamiento soy capaz de aguantar la respiración hasta cinco minutos, pero qué va, cuando solté el aire por poco me desmayo, porque yo me hice la idea de que el animal ese ya se había evaporado, pero no, estaba ahí esperándome, y créeme, que fue uno de los peores días de mi vida. Todavía me acuerdo y me dan ganas de vomitar".

De acuerdo con el reconocido proctólogo Aquiles Baeza, lo que sucede con el menor de los Castro es que está sufriendo de un cuadro agudo de acumulación de ventosidades combinado con uno de disflasia anal, algo que en cualquier momento puede complicarse y en lugar de gases comenzar a expulsar materia fecal.

"Si bien el primero de estos padecimientos puede tratarse con medicamentos, el segundo solo se resuelve con cirugía, algo que a la edad del paciente no es recomendado, y en estos casos lo que se hace es recurrir a un corcho de botella, pero me temo que con el alegado historial de Raúl, un corcho puede que no sea suficiente, y entonces se va a tener que recurrir a algo mayor, algo más extremo, ¿pero quién se lo dice?", señaló el doctor Baeza un poco apesadumbrado, pero, como para eso estamos nosotros, esperamos que desde aquí le llegue al dictador esta recomendación, por el bien de su salud, y la todos los que trabajan a su alrededor: mándese a hacer un tapón a medida, y evítele malos ratos a todo ese personal que trabaja para usted.