Por Lewis Balenciaga
Este jueves fue noticia que la Agencia Centra de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA por su sigla en inglés), presentó una demanda en Contra el régimen de los Castro en la Corte Internacional por difamación continuada tras los sucesos ocurridos en los últimos días en Cuba.
La demanda, que cuenta con un archivo de más de 2000 páginas en las que se recogen 62 años de denuncias infundadas, exige que se obligue al régimen de La Habana a pagar una indemnización de 200 millones de dólares por daños y prejuicios, y que éste emita un comunicado donde se comprometa a no culpar más a la CIA por sus ineficiencias y mucho menos por las actividades realizadas por miembros de la sociedad civil cubana en contra de la dictadura.
El documento hace hincapié en que éste tipo de acusaciones no ayudan a mejorar las relaciones entre ambos países, más bien hacen que sean más profundas la desavenencias, y al mismo tiempo crea falsas expectativa entre algunos cubanos haciéndoles llegar a creer que desde la CIA se les puede prestar alguna ayuda, algo que es completamente falso, pues de hacerse, con tantos cubanos en contra del régimen, hace rato que la CIA se hubiera visto obligada a declararse en banca rota, lo que redundaría en el incumplimiento de sus obligaciones, y del objetivo para el cual fue creada, que es el de proteger al pueblo estadounidense.
Hasta el momento la administración del presidente puesto a dedo Miguel Díaz-Canel no ha emitido ninguna declaración, pero se espera que en cualquier momento aparezca el canciller Bruno Rodríguez Parrilla tratando de desvirtuar la situación, incluso puede que hasta insista en volver a acusar a la CIA de ser éste otro más de sus planes para desestabilizar el país, o incluso ponerle fin a la dictadura.
Como quiera que sea ésta es una noticia en desarrollo a la que estaremos dando seguimiento, porque dada la profunda crisis económica por la que atraviesa el castrismo, es casi seguro que no va a poder pagar la indemnización, y hasta puede que sea él el que termine declarándose en banca rota.