Osmani García borró de su LinkedIn sus credenciales como Karateca. "Ya no voy a especular más con eso, no me da la cuenta", dijo consternado en su círculo de amigos mientras se tomaba un cocimiento para la tos, para la voz quise decir.
El reguetonero cubano, que siempre ha hecho alarde de ser cinta negra, declaró que borró esos datos de su cuenta de LinkedIn para quitarse la preocupación de arriba. Dijo que no lo hizo por la presión de la gente de Miami ni de la Habana, que lo hizo porque le llegaban ofertas de trabajo en ese sector, pero que luego lo ponían a prueba y el jovencito no daba la talla, que su título parecía una estafa le decían.
Osmani hablando vía satélite con uno de nuestros periodistas de Ay que muela!, dijo que no, que no era como decían esa gente. Que el problema del Karate es porque siempre le daban un uniforme grande, y cuando se lo cambiaban le traían uno más grande aún, y eso lo predisponía mucho.
Pero omitió decir, que para colmo cuando lo probaban, al contrincante le ponían una máscara de Aldo El Aldeano y a él le daba un dolor repentino y unas ganas tremendas de ir al baño.
El reguetonero omitió también, que en una de esas veces de ir y venir del baño por culpa de la máscara del Aldeano, la cinta negra se le perdió. Pero respecto a esto dijo que buscó por todas partes pero que no la encontró y eso le dolió demasiado. Dijo que la estuvo llorando varios días, que la lloró más que a Dayami.
Y justo por eso, muy a su pesar, retiró esos datos valiosos de LinkedIn. Que fue una decisión muy difícil, tan difícil como cuando borró todas las directas del teléfono. Nos dijo que esas directas eran baluarte para la cultura cubana, y que ni Aldo ni Silvito el libre pudieron rebatirlas, pero tuvo que borrarlas porque ya no tenía espacio en el teléfono, que por eso ya no hace ninguna, porque tuvo que poner el Facebook Lite, y por ahí es muy difícil.
Nuestro periodista le preguntó en que había quedado la bronca con Aldo, si por fin ese día el ganó la pelea, pero Osmani le dijo apresurado que estaba entrando en un túnel, que no escuchó la pregunta, y la conversación se cortó, lamentablemente.