Por Malpa López
El pasado jueves 8 de octubre en el espacio de la Mesa Redonda, el presidente designado Miguel Díaz-Canel compareció para anunciar medidas importantes que el régimen implementará a partir del lunes 12 de octubre.
En uno de los momentos de su intervención, el mandatario sacó papel y plumón y pintó a mano alzada un gráfico para mostrar la evolución de la pandemia en el país.
Preocupada la alta cúpula del Partido Comunista por el ridículo de Díaz-Canel en cadena nacional, un alto oficial de la Seguridad del Estado en Placetas, Villa Clara, provincia donde nació el mandatario, contactó con Aleida Tenedor, quien fuera profesora del gobernante en el grado preescolar, quien a su vez ofreció declaraciones del encuentro para este medio.
“Imagínate tú, comenta la antigua profesora. Yo tengo el televisor roto y vi La Mesa en casa de una vecina. Cuando vi a Miguelitín, porque yo le llamo así, pintar semejante barbaridad, se me cayó la cara de vergüenza, hasta falta de aire me dio”.
En el momento en el que Díaz-Canel mostraba en cámara su obra de arte, aclaró que estaba representando una figura que tal vez no fuera muy académica, pero dejaba claro los casos activos y cómo se ha manifestado la enfermedad.
“Esa noche no pude dormir, confiesa Aleida. A la mañana siguiente se apareció un hombre diciéndome que teníamos que conversar cosas de vida o muerte. Entre lo que me dijo estuvo precisamente que me buscarían para entrevistas contrarrevolucionarias. También preguntó por su actitud ante el estudio, en esto hizo hincapié. Le dije la verdad, ese niño fue de poco amiguitos y ¿dibujar?, ni siquiera un sol y una casita sabía pintar, pero eso sí, le encantaba mandar en todo y mira tú hasta dónde llegó. Pero por mí no quedó, aclara. Siempre se lo advertí a la metodóloga: este niño va a ser un problema cuando crezca. No sé por qué, pero me lo olía.”