UPEC habilita un cuartico al que llaman “La Llorería” para que la gente pase a llorar por las cuentas suspendidas en Facebook y Twitter

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Por Rodrigo Hernández

La Unión de periodistas de Cuba (UPEC) habilitó un cuartico de llorar para cientos de personas que a esta hora siguen muy dolidas por la suspensión de varias cuentas afiliadadas a la dictadura cubana como "Las razones de Cuba" o "ConFilo", de las redes sociales Facebook y Twitter.

Esta semana fue noticia que Facebook borró del planeta tierra varias cuentas oficiales de la dictadura cubana por violar las reglas de la comunidad y por esparcir propaganda comunista y divulgar discursos de odio contra el pobre pueblo cubano. De buenas a primeras las clarias que trabajaban en esas redes sociales se quedaron sin estanque para chapotear, algo insólito. Fueron para Twitter y sus cuentas para odiar al pueblo cubano tampoco estaban. Algunas de las clarias cuando vieron aquello infartaron y empezó la lloración.

Cuentas como la del guerrero cubano, Las razones de Cuba, Legionario cubano o la del programa de televisión ConFilo, fueron borradas de un plumazo, lo que provocó el llantén desmedido de muchos de los periodistas que trabajaban en esas cuentas. Ha sido tan fuerte el dolor, que la UPEC habilitó un cuartico para que pasaran a llorar con tranquilidad.

Tomaron una oficina y la llenaron de pañuelos, toallitas húmedas, un inodoro, un retrato del dictador Fidel Castro y un espejo para que se vacilen mientras lloran.

La iniciativa se le ocurrió a Oliver Zamora Oria ya que le daba mucha pena que lo vieran llorar así que se encerró en esa oficina y Cristina Escobar lo escuchó gimoteando y sacudiéndose los mocos así que se quedó esperando que saliera para hacer lo mismo.

Hasta el momento el cuartico, al que le pusieron el nombre de La Llorería, tiene una alta demanda todos estos días, incluso gente de la revista “La joven Cuba” hacen fila para La Llorería. Hasta varios ministros han hecho un hueco en la agenda y pasan a La Llorería a llorar, pero no por las cuentas cerradas, sino por sus puertos de trabajo si la cosa no mejora.