La alerta de bomba en el hotel Tulipán fue culpa de Prodal, explica experto cubano

Por Charly
Menéndez Castillo
El domingo
pasado el pánico se apoderó de La Habana como no ocurría desde que los miembros
del Movimiento 26 en los años cincuenta del pasado siglo atemorizaran a la
población de la capital con sus constantes bombas y petardo que no tenían ni lugar
ni momento fijo para hacer explotar.
En esta
ocasión, el pánico provino de una alerta de bomba que fue emitida por las
autoridades del régimen de los Castro, luego de que una llamada alertara a la
carpeta del hotel Tulipán, de que la instalación se encontraba amenazada, y que
podía volar en mil pedazos de un momento a otro.
Si bien
la alarma hizo movilizar a las fuerzas del régimen, (más de uno en el Concejo
de Estado se fue en diarrea), y hasta sus voceros se apuraron a decir que el
hotel estaba siendo atacado por el imperialismo yanqui, unas horas más tarde el
conocido politólogo cubano, Adelth Bonne Gamboa, trajo luz a la situación,
esclareciendo lo ocurrido a través de un muy acertado análisis.
De acuerdo con Bonne Gamboa, de lo que se trató fue de un mal entendido entre la secretaria de la Empresa Productora de Alimentos Prodal, su logística, y el personal que se encontraba de guardia en la carpeta del hotel Tulipán.
Gamboa
explicó que ese día el equipo de pelota Industriales se encontraba hospedado en
el hotel, como parte de su participación en la Serie Nacional de Beisbol, razón
por la que los directivos del deporte en la capital, habían decidido reforzarles
la dieta alimenticia, y firmes en sus convicciones, creyeron que lo mejor era
mandarles un camión completo de croquetas Prodal, pasando por alto que estas,
fuera de refrigeración, son altamente explosivas.
A las
ocho de la noche el chofer del camión se comunicó con la secretaria de Prodal,
y le dijo que había tenido que dejar el vehículo en el parqueo del hotel,
porque la nevera estaba rota y hasta el otro día no podían arreglarla, y además
los directivos de la instalación hotelera le habían dicho de nada servía
descargar toda esa cantidad de croquetas, pues para ellos daba igual que se
quedaran esa noche en el camión o en la nevera rota. Fue entonces cuando la
secretaria decidió llamar al hotel para informar del peligro que representaban
las croquetas por ser altamente explosivas a la intemperie, y fue ahí cuando se
desató el pánico, que según nos cuentan algunos miembros de la seguridad
personal, hizo que el presidente puesto a dedo Miguel Díaz-Canel, se pasara
toda la noche en el baño, "con una diarreas tremenda que por poco lo
deshidratan".