Muere Ricardo Alarcón: Controlador de vuelo y ex pareja de Humberto López


Por Helena Álvarez 

Ricardo Alarcón, uno de los controladores de vuelo más importantes de Cuba, murió ayer en La Habana mientras se comía una croqueta Prodal y discutía por teléfono con su ex pareja el periodista Humberto López por verlo en el desfile del primero de mayo en manos de otro hombre.

A pesar de la edad de Ricardo Alarcón, 260 años recién cumplidos, aun daba de qué hacer y se mantenía activo en materia de asuntos de romanticismo. Algo que sus nietos nunca entendieron por qué el hombre fue mandado al plan piyama allá por el 2013, luego de que su secretaria y el esposo de esta lo espiaran sacándole información sobre la cantidad de vuelos que entraban y salían de Cuba porque Alarcón era super experto en ese tema.

Imaginen que una vez en la Universidad de las clarias, UCI, le dijo a un estudiante que si los cubanos comenzaban a viajar el cielo se iba llenar de aviones y estos iban a chocar, pero claro él lo decía porque tenía los datos exactos de la cantidad de cubanos que se iban a fugar de la isla: todos. Por eso temía que los aviones chocaran. El estudiante quien por aquel entonces se le conocía como cabo malanga pero que hoy conocemos como Eliecer Ávila, le dijo que no le creía, que lo dejara viajar para que viera que su avión no iba a chocar y mira si tuvo razón el cabrón.

Así que ayer, durante la obra de teatro del primero de mayo, falleció Ricardo Alarcón atragantado con una croqueta explosiva. Sucedió mientras discutía con su expareja Humberto López, porque el viejito estaba viendo el desfile y vio pasar a Humberto de la mano de otro hombre. Algo que le dio muchísimo genio a pesar de que ambos no tienen nada desde hace años. Justo también desde el 2013 y lo llamó para allá.

Humberto le contestó como el cuento del gato: “Me sale del bollopingo mío andar por la calle con otro hombre, eso no es asunto tuyo”. Ahí mismo empezó la discusión. Lo que Alarcón mientras hablaba no dejaba de comer croquetas y en una de esas se tragó una entera y le explotó en el estómago. 

Sus cenizas serán regadas en el aeropuerto de La Habana y también grabarán una tarja con su última frase: “Si todos los cubanos se mudan a Miami, Cuba perderá tanto peso que saldrá flotando por los aires y los aviones chocarán con ella”.