Por Helena Álvarez
Miguel Díaz-Canel Bermúdez fue llevado a emergencias luego de que entrara en una crisis en medio del trabajo voluntario que estaba simulando hace unos días en un organopónico del Vedado. Y todo, porque se embarró los zapatos de caca.
De buenas a primeras el dictador comenzó a tener sudoraciones y la vista se le nubló. Él sabía lo que había pasado apenas dio un paso. El hombre estaba sembrando sus semillas tarareando Patria y Vida y cuando dio el paso adelante sucedió todo.
Primero no quiso levantar el pie, luego lo levantó despacio y se erizó todo, hasta los pelos del trasero se le erizaron al dictador. Cuando vio con sus ojos lo que había pisado le dio una sirimba. El tipo había pisado caca.
Apenas cayó a la tierra todo el dispositivo se armó enseguida, terminaron con el trabajo voluntario y decomisaron los teléfonos a todo el mundo para que no se fuera a filtrar la trágica noticia. Lo montaron en una VTR y lo llevaron para el hospital Fajardo. Activaron disposición combativa en las unidades militares y tumbaron el internet por un rato.
Cuando llegaron al hospital el medico que atendió a Díaz-Canel le preguntó a los de la seguridad qué había ocurrido y estos le dijeron que fue un ataque de los Estados Unidos.
Luego de unos minutos en los que le dieron a oler un bistec de carne de res Díaz-Canel despertó. Y aún mareado comenzó a balbucear: "Que asco me da pisar caca. Nunca lo he soportado. Por eso es que no me gusta caminar por las calles, para no tener que verme en la penosa necesidad de pisar caca nunca". Y luego de decir esto comenzó a vomitar, pero la barriga no se le desinfló, porque aunque muchos no lo crean, esa panza es medio básico de la dictadura.