Por Helena Álvarez
Cuando el guerrillero argentino Ernesto Guevara de la Sarna murió, lo tuvieron varios días en un lavamanos lleno de agua, porque le había salido una estrella de mar en la frente, y pobrecita, nadie quería que le pasara nada.
La estrella de mar le salió de repente, en medio de la frente con múltiples colores, era preciosa.
La gente se acercaba al cadáver del asesino y se quedaban fríos. Imposible pensaron algunos. Pero sí, le había salido una estrella de mar en la frente y los bolivianos se aseguraron de mantenerla viva.
La parte dura era cómo hacían para salvar a la estrella multicolor, porque en Bolivia no hay mar.
Trajeron un cirujano cubano que vivía exiliado en la Paz, para hacer la extracción. Que en realidad no duró ni tres minutos, porque el hombre era una eminencia. Y si ya era curioso que al Che le hubiera salido una estrella de mar en la frentona esa, imagina la reacción de los presentes, cuando el cirujano cubano retiró la estrella de mar, y se quedó la marca multicolores en la frente del tipo, en forma de bandera.
Los bolivianos llevaron la estrella de mar en un carrito de helado hasta el aeropuerto más cercano, y la enviaron a Chile, y allí la devolvieron al mar.
Por su parte el cirujano cubano viajó por cuestiones de trabajo en el año 1978 a los EEUU. Estando en un bar en la ciudad de San Francisco, le contó al cantinero sobre la estrella de mar que extrajo de la frente del Che, y de como los multicolores "se quedaron pegados en la frentona del asesino".
Por supuesto el cantinero no le creyó, asumió que el cubano estaba borracho.
El que si le prestó atención fue el artista y activista Gilbert Baker quien estaba escuchando toda la conversación sobre la estrella de mar y los multicolores en la frentona del Che, y esa fue su inspiración para crear la bandera LGBTIQ, que poco tiempo después, estrenaría en el Festival del orgullo de San Francisco ese año.