Castrismo busca ahorrar electricidad a toda costa para evitar que los apagones hagan que el pueblo vuelva a tirarse a las calles

Por Charly Menéndez Castillo

Si bien es sabido que el estallido social ocurrido en Cuba el pasado mes de julio poco o nada tuvo que ver con los cortes de electricidad, como desde el primer momento alegó el presidente puesto a dedo Miguel Díaz-Canel, o como desde entonces se empeña en repetir el régimen, como parte de su estrategia para hacerle creer al mundo que esa fue la única razón el castrismo ha tomado la decisión de comenzar a remplazar los viejos bombillos de mercurio del alumbrado público, por un invento a base de bombillos ahorradores, al que han bautizado como Los Cinco, en honor a los cinco expías del régimen que formaban parte de la denominada Red Avispa y que fueron apresados en los Estados Unidos por atentar contra la seguridad nacional de ese país.

La noticia la dio hace unos días el estatal Canal Habana, refiriendo que habían tenido que tomar esta decisión en la capital del país, con el objetivo de sustituir importaciones para contribuir a la economía nacional, pero también para "incentivar el ingenio de nuestros inventores y racionalizadores, de cara a tener un sistema más próspero y sostenible".

Lo que en ningún momento dijo, y no lo van a decir, es que estos bombillos también son importados, y que en lugar de ahorrar el nuevo invento consume más, pues no hay manera que cinco bombillos de 22 vatios consuman menos que uno de sodio de 70 vatios.

La razón detrás de esto la descubrió uno de nuestros reporteros luego de una profunda investigación realizada en seis oficinas de la Unión Eléctrica de Cuba en La Habana, y de lo que se trata es de que teniendo en cuenta la terrible escasez de bombillos que hay en los hogares cubanos, es régimen ha decidido poner al alcance del pueblo este invento dotado de cinco, principalmente en postes que son fáciles de escalar, para que todo aquel que así lo desee, o se atreva, pueda robarse al menos uno, lo que dejará a la capital sin alumbrado público, ayudara al régimen a ahorrar electricidad, y al mismo tiempo le permitirá, de forma selectiva, encarcelar a todo ladrón de bombillo que esté en contra del sistema, lo que a todas luces parece ser un plan bien diseñado, para tratar de evitar un nuevo estallido social.

Con lo que parece que no cuenta la dictadura, es con que aquí todo el pueblo está en su contra, y es muy probable que el día que terminen de instalar el último juego de bombillos, por la noche ya no quede ninguno en el alumbrado público, y si de encarcelar a todo el que se robe al menos uno se trata, pues van a tener que encerrar a todo el pueblo, porque como están las cosas, es posible que se roben hasta a los cinco espías.