Por Yannay Estrada
Como parte de su campaña silenciosa para ser el próximo presidente puesto a dedo de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo, el espía con los tarros más grandes y populares del país, ha propuesto, desde su cargo de Coordinador Nacional de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), crear una serie de proyectos comunitarios que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los cubanos.
De estos proyectos sobresale uno que ya ha comenzado a ser implementando: la creación de una piscina para cada barrio, "que por ahora solo se estará realizando en Consejos Populares de La Habana que forman parte del plan de desarrollo 2030", escribió el periódico Granma en su versión digital, aunque la razón detrás de esto es que Gerardo Hernández y los CDR buscan aplacar los ánimos de los cubanos de las zonas marginales, que fueron los que más salieron a protestar el pasado 11 de julio durante el estallido social.
Hasta ahora lo único que se conoce, según lo descrito por Granma, es que estas piscinas comunitarias serán construidas con un presupuesto muy reducido, "por culpa del bloqueo, pero es algo que no nos detiene, porque nos ha servido para que nuestras piscinas sean las primeras piscinas ecológicas del mundo, amigable con el medio ambiente y fáciles de mantener".
Asimismo se sabe que, contrario a lo que se esperaba, "para realizar un mejor uso de ellas, el acceso a las piscinas será por turnos semanales repartidos por los CDR, turnos que tendrán un valor de 5 dólares que deberán ser pagados mediante las tarjetas en moneda libremente convertible (MLC), y este dinero será utilizado para comprar la tan necesaria leche para nuestros niños", explicó Hernández Nordelo en conversación con el periódico Granma.
Por el momento solo se han comenzado a construir una docena de estas piscinas, y eso, gracias a que los ingenieros al frente de este proyecto decidieron aprovechar los enormes hueco que abundan en la ciudad, resultado de los pésimos trabajos de empresas como Aguas de La Habana o la Unión Eléctrica.