Bruno Rodríguez se queja de que a él no le dieron ni aceitunas ni queso en su módulo de donación
Por Yannay Estrada
El canciller de la dictadura
de los Castro, Bruno Rodríguez Parrilla, se quejó este lunes a través de una
publicación en su cuenta de la red social Twitter, de que a él no le dieron ni
aceitunas ni queso en su módulo de donación, como si el régimen estuviera
entregando a la población alguno de estos productos.
"Me quedé con las ganas
de preparar este domingo unos buenos espaguetis con quesos y aceitunas,
porque estos dos productos, el queso y las aceitunas no fueron incluidos en el
módulo que me entregaron este fin de semana, como parte de las donaciones que
está repartiendo la revolución", escribió Rodríguez Parrilla y agregó: "y
no fueron incluidos por culpa del bloqueo".
Este tweet de "La llorona
de Cuba", como se conoce al canciller entre los cubanos, se suma a otro
que hizo la semana pasada donde afirmaba que las latas de carne rusa no estaban
vencidas, y como prueba él mismo iba a cocinar la que le tocaba como parte de las
donaciones y luego iba a contar en Twitter cómo le había quedado.
"Los mercenarios
pagados por la mafia de Miami ya no saben qué inventar para a tacar a nuestro
pueblo y a la revolución, y ahora se han inventado que las latas de carne rusas
están caducadas. Pues les cuento que cuando me den la mía voy a hacer una ropa vieja
con papas con una receta de mi abuela, y ya les voy a hacer yo un cuento a los
anexionistas", escribió Bruno en ese momento.
Lo que no dijo el canciller
era si se iba a comer la carne luego de cocinarla o si la iba a tirar en la
basura, y no lo dijo en ese momento, ni después, ni ahora, y no lo dijo por la
sencilla razón de que está mintiendo, y al igual que con el cuento del bloque,
sabe que el problema de la carne vencida, la falta de queso y aceitunas, y de
muchos otros alimentos y productos de primera necesidad, es solo responsabilidad
del castrismo, y luego se molesta cuando le dicen mentiroso, o cuando lo llaman
"La llorona de Cuba", algo que los cubanos incluso, ya le gritan cuando
lo ven pasar en su carro por las calles del Vedado.