Dice el dictador de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez que aquí no hay dictadura porque en Cuba los turistas pueden venir a comprar tabacos, casarse con jovencitas, y los cubanos pueden comprar todas las croquetas explosivas que quieran sin que la Seguridad del Estado los encarcele. Y que él no es un singao, que por favorcito dejen la falta de respeto.
Sobre esto último puso mucho énfasis en su discurso de ayer, en el que dijo que si la gente no le dijeran singao el podía hacer un mejor trabajo.
Cuando le dicen singao se desconcentra porque se pasa mucho tiempo sentado en la taza del baño, con estreñimiento.
“Compañeros, compañeras y compañeres, la campaña de difamación contra mi persona, orquestada por los Estados Unidos, es más que nada, para destruir a la revolución cubana. Sepan los cubanos malnacidos que se prestan para esa graciecita, que cuando me dicen singao a mí, le están diciendo singao a Fidel Castro y con la figura del comandante no quiero juego. Los voy a desaparecer y los voy a meter preso a todos. So malnacidos”.
Asimismo el dictador de Cuba dejó claro que la inflación se arreglará con la super producción que va a realizar Cuba:
“Para acabar con la inflación vamos a meter una super producción de hoteles, así que le pedimos al pueblo mayor sacrificio, porque la revolución necesita sobrevivir y sin ustedes no será posible. Y sobre lo de singao, mi pueblo querido, por favor bájenle dos, que a ese ritmo no podré ejercer mi segundo mandato y voy a perder güiro, calabaza y miel. Así que no me digan más singao, no jueguen tan pesao”, suplicó el singao frente a toda la Asamblea.