Por Rodrigo Hernández
Mientras en la televisión cubana dicen que en Cuba todo está bien, en la mañana de hoy el dictador Miguel Díaz-Canel fue ingresado de urgencia por fuertes ataques de cólicos que lo tumbaron al piso en el Comité Central y se desmayó.
Tuvieron que salir corriendo para una de las clínicas privadas que tiene la dictadura en Nuevo Vedado. No les dio tiempo ni de ponerse mascarillas, porque Díaz-Canel se puso muy mal.
Cuentan que uno de sus escoltas le estaba poniendo videos y fotos del acto de repudio a Yunior García, y le empezó a bajar.
Dicen que cuando vio la foto de Yunior con la flor blanca en la ventana, le entró escalofríos. Se puso muy pálido, con los ojos rojos. Pero de buenas a primeras se reprodujo en el teléfono un video de un grupo de gente vestidos de blanco, cantando libertad en medio de un acto de repudio. Y se desmayó.
Enseguida todo el mundo se movilizó. A correr. Escribieron un comunicado para sacarlo en la televisión por si las moscas. Y cargaron con Díaz-Canel como si fuera un saco de papa.
Trataron de llegar rápido a la clínica, y Díaz-Canel en el BMW retorciéndose del dolor, con los ojos cerrados, temblando, sudando frio y los escoltas corriendo y pidiendo pista abierta en la calle. Pero cuando llegaron ya era demasiado tarde
Diaz-Canel se había chispeado en el pantalón. El doctor dijo que no pudo hacer nada.
"El presidente tiene diarrea” escribió su doctor en el acta médica.